
Estaba sucio, muy delgado y con cicatrices.
A pesar de todo, este simpático bull terrier no perdía el cariño hacia las personas e incluso a través de la jaula se disponía a jugar con su pelota con nosotros y a recibir cualquier gesto de afecto.
Pensábamos que nos iba a costar encontrarle una familia... hasta que poco más de una semana más tarde, su familia vino a él.
Nada más verlo surgió el flechazo.
Estuvieron un rato paseando con él, acariciándolo... hasta que decidieron llevárselo.
Ahora se llama Ron y convive con otro compañero igual que él.
Poco a poco se va recuperando y conociendo lo que es un hogar de verdad.
Felicidades, Ron.
Hola me alegro ron y su nuevo dueño que seguro lo tratara muy bien
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