Hace unos días fuimos de visita a casa de Rotty, una grandullona encantadora que se ganó el corazón de todos nosotros estando en el albergue.
Ya teníamos ganas de volver a ver esos ojazos ambarinos.
Ya teníamos ganas de volver a ver esos ojazos ambarinos.
Rotty llegó al albergue en enero del 2012 y salió adoptada en diciembre, así que pasó el inicio del nuevo año estrenando nueva vida.
En la protectora pasó un tiempo triste y siempre se tumbaba en el mismo rincón de la jaula, el derecho, pero bien pegada a la reja, esperando a recibir alguna caricia cuando los visitantes pasaban la mano.
Por suerte para todos, nuestra gordita no llegó a deprimirse pero sin embargo, nunca abandonó su rincón.
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Ahora, estando en su hogar, donde puede correr donde quiera tanto como le apetezca, con una compañía estupenda y lejos de los barrotes, sus preciosos ojos muestran una expresión de auténtica felicidad.
Ya no tiene que esperar a que le dediquen caricias.
Por suerte para todos, nuestra gordita no llegó a deprimirse pero sin embargo, nunca abandonó su rincón.
Ya no tiene que esperar a que le dediquen caricias.
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