El 15 de octubre, Rayo fue adoptado por una familia de Madrid.
Este bebote rollizo al que daban tantas ganas de achuchar, sigue creciendo y nos mandan fotos desde la capital para que veamos no sólo lo guapo que está, sino también la piña que forma con dos de sus dueños, los más jóvenes de la familia.
Nos encanta ver familias tan unidas y a las nuevas generaciones siendo inculcadas de una manera tan bonita en el respeto animal.
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