A veces lo bueno se hace esperar como en el caso de Paco.
Paco llevaba más de dos años en el albergue esperando siempre en el mismo rincón de la jaula, ganándose el cariño del personal y voluntariado, pero de ninguna familia.
"Qué feo, con esos dientes", decían muchos. Para nosotros no hay ninguno feo y aunque tengan cualidades como la dentadura de Paco, los vemos tiernos, graciosos y nos apena que pasen años esperando simplemente porque un detalle físico no es del agrado de nadie. Nunca se fijaron en su carácter, ni en su tranquilidad, ni en lo mimoso que es, ni en lo bien que pasea... Sólo importaban sus dientes.
Hoy Paco recordará lo bueno que es dormir al calor de un hogar y en una camita blandita, con mimos sólo para él y la libertad de no ser juzgado.
Felicidades Paco.
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