Recordamos que Hope llegó atropellado en estado crítico, sin poder moverse, con las patas traseras rotas y temíamos que también la mandíbula, además de eso, por si fuera poco, llegó plagado de garrapatas, descuidado y desnutrido. Pasó meses en reposo absoluto en los que se deprimió mucho pero si algo nos ha demostrado este grandullón es que la esperanza es lo último que se pierde y por eso le bautizamos como Hope (Esperanza), ya que lo único de lo que tenía ganas a pesar de todo lo ocurrido era de vivir. Poco a poco comenzó a caminar y a animarse, venció su debilidad y no hacía otra cosa que esperarnos para recibirnos jugando y dando alegrías. Cogió mucho peso y volvió a ser el perro vital y cariñoso que debió ser antes de su accidente, se hizo amigo de todos los gatos y a nosotros nos robó el corazón.
Un día alguien vino preguntando por un perro que se llevase bien con los gatos y cuando entramos para presentar a Hope, estaba en su habitación durmiendo con tres gatitos que se habían colado por la ventana.
Estamos muy contentos y emocionados de que Hope haya encontrado por fin después de tantos meses de lucha una familia como se merece.
De hoy en adelante se llamará Jack.
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