Chiqui llegó el pasado abril atropellada. El servicio de recogida recibió el aviso de un chico que había encontrado a una perrita atropellada en una cuneta y esperó un buen rato hasta que los compañeros que estaban hasta arriba de trabajo pudieran ir a ayudar al animal. El chico lloraba porque no entendía cómo era posible que de todos los coches que habían pasado antes que él, ni uno sólo se hubiese parado para intentar ayudarla.
Chiqui se recuperó más o menos pronto pero es muy recelosa con las personas, no hemos conseguido que se le vaya el miedo, huye pero no se escapa y si conseguimos tocarla ni siquiera muerde. Hoy por fin, un gran corazón se ha fijado en ella y le ha dado igual que sea temerosa, la ayudarán poquito a poco en casa con tranquilidad que es lo que necesita.
¡Suerte, Chiqui! ¡Felicidades!
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